01001011001 (el día después)
- tamaño de la fuente disminuir el tamaño de la fuente aumentar tamaño de la fuente
- Imprimir
Me pregunto con frecuencia que es lo que empuja una información al estrellato de noticia y como desaparece en silencio, alisando rápidamente las olas que producía mientras navegaba las circunvalaciones cerebrales del parque humano.
La mecánica de jerarquías siempre me ha parecido un curioso ámbito de argumentos potentes y falsos; rodeado de informaciones y tecnologías asombrosamente fungibles no puedo evitar intentar comprender parte de un fenomeno fuerte como la desaparición corporal. La emergencia y la decadencia de los objetos, discursos incluidos, es algo que me recorre y sobre lo que las más de las veces puedo decir poco. La muerte analógica tiene un sentido práctico que no es el de hacernos la vida más fácil, más comoda. Estoy convencido del acierto de C. Clarke cuando dice: "Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia." Así nos llega la tecnología, así con el mismo misterio de la magia y de la muerte, enterramos con alegría a lo analógico y decimos con soberbia de perogrullo: "Estaba muy viejita pobre, iba despacito...". Y es verdad aun cuando la mayor parte de las veces recitamos frases como estas sacadas del Gran Libro de la iteración social, como esos sacerdotes que se indignan porque uno de sus fieles empieza a formular preguntas que incomodan meridianamente una colección escueta de respuestas.