Interfaces, una tipología
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El presente es un ensayo en el sentido funcional y no de género
Sobre las interfaces conversacionales:
Este tipo de interfaz es bastante frecuente a la hora de realizar gestiones por vía telefónica. Pedir un número de teléfono en el 110 dejó de ser una tarea asistida por ordenador a ser una tarea de interacción con una interfaz conversacional asistida por un operador orgánico (si el operador silícico no logra desambiguar el input, deriva el proceso a un operador orgánico). Este tipo de interfaces se puede montar sobre sistemas más o menos abiertos en cuanto a las restricciones operativas y de interacción. Según las definiciones de Glass respecto de este tipo de interfaces “el grado en el cual los sistemas toman un rol activo en la conversación” es determinante para colegir si nos encontramos frente a una interfaz conversacional[1]. Por tanto el sistema de pulsación de teclas guiada por voz con su característica “si quiere” tal cosa “presione” tal otra, no sería en términos estrictos una interfaz conversacional y es más bien un híbrido. El gradiente ascendente de conversacionalidad de una interfaz puede establecerse desde la gestión con pulsando teclas como mínima, hasta los diálogos que Dave tuvo con HAL en 2001 odisea del espacio.
Por razones obvias, la evolución más desarrollada de estas interfaces se ubica dentro de la industria aeronáutica y en menor medida en la navegación de superficie. Todos recordamos el primer mandamiento del conductor: “las manos en el volante”.
Sobre las interfaces instrumentales:
Quizás las BMI (Brain Machine Interface) puedan estar incluidas dentro de la metáfora instrumental, pero las elaboraciones de Scolari giran alrededor de los sistemas WIMP (Windows, Icons, Mouse, Pointer). El concepto de BMI es tan radical que resulta difícil de anclar a referencias históricas que no se orienten a fantasías esotéricas. Por el contrario cuando Scolari habla de instrumentalidad está pensando en objetos metafóricos de herramientas tangibles que emulan en un espacio virtual el desempeño de su correlato en la facticidad. La metáfora instrumental (Interface como extensión o prótesis del cuerpo del usuario) es la superación de los sistemas alfanuméricos a través de interfaces gráficas user-friendly, esto es, nuevamente, entornos gráficos denominados WIMP (Windows, Icons, Mouse, Pointer) que se impusieron desde 1984. Este tipo de interfaz es el más frecuente hoy día aunque está perdiendo sus últimas dos letras (Mouse, Pointer) por la emergencia de los dispositivos móviles de pantallas táctiles y altas prestaciones. Ciertamente las interfaces WIMP promovieron un acceso mucho más extendido a las capacidades tecnológicas ofrecidas por los ordenadores. La posibilidad de señalar las operaciones deseadas a través de un puntero sin necesidad de escribir una línea de código es deseable. Aquí podemos observar como el desarrollo de la interfaz extendió nuevamente los límites de una tecnología (siempre nos estamos parando desde la perspectiva del sujeto).
Sobre las interfaces de superficie:
Vivimos cada vez más un concepto de pantalla total. Hace algunos días un abogado comentaba en una cena: “una de las abogadas del estudio me dijo: ´esto de estar tantas horas frente al monitor no me gusta´ ¿Cómo pretende trabajar?” Independientemente del ámbito de trabajo, trabajar es cada vez más estar frente a una pantalla. La superficie definida por el marco del monitor es la interfaz que nos proporciona la información necesaria para realizar el sustento diario. Extendiendo la metáfora de superficie, o al menos no limitándola al concepto de área, e incorporando los nuevos sistemas táctiles, obtenemos un concepto de interfaz de superficie mucho más rico que el de la mirada superficial como oposición a profunda. Se sugiere que el vínculo mediante interfaces de superficie se relaciona más con lo cosmético, en donde la incorporación de los contenidos está profundamente vinculada a los grados de preferencia y emotividad. Independientemente de que alguien se emocione profundamente al realizar una exploración de “Mis documentos” es real que la capacidad, el estilo y la fluidez con la que se producen impacta ostensiblemente en el usuario. Habemos quienes gozamos con las velocidades de transferencia con un goce plenamente estético y eso que tan solo estamos observando una –invariablemente variable- barra que se va llenando de algún color. Desplegar o abrir documentos de distinto tipo produce diferentes sensaciones de anticipación. Esta visualización e interacción, este look&feel extiende la experiencia tecnológica.
Metáfora espacial:
La madre de todas las metáforas para lo que es web. Definir espacio es una tarea filosófica descomunal, pero de todas formas acerco dos aproximaciones. Para Descartes el espacio es extensión y toda extensión supone un cuerpo (y todo cuerpo peso completará su amigo Hobbes), evidentemente así planteada, la definición de Descartes no parece muy adecuada si diéramos por buena la metáfora del ciberespacio. Bergson en cambio, considera que lo propio del espacio es una homogeneidad carente de atributos. Desde esta perspectiva la metáfora espacial se sostiene. El espacio es el continente de objetos actuales o futuros y si hacemos abstracción de la facticidad, la metáfora de la espacialidad se sostiene con total naturalidad. Ahora ¿que ocurre en particular con esta metáfora espacial de la interfaz? Las condiciones de la experiencia –toda ella- son las condiciones de los atributos porque es imposible experimentar un homogéneo cartente de atributos. Es imposible una experiencia del espacio pura. Kant dirá que el espacio es uno de los a priori de la sensibilidad y condición de posibilidad de la razón[3]. A diferencia del espacio de la facticidad o de su ausencia de facticidad como espacio de la facticidad posible (el agujero es lo que no podemos ver), el espacio del que habla esta metáfora debe ser ocupado por aquello que nos damos (colección de objetos con atributos específicos), y esto quiere decir que las ocurrencias (en sentido estricto) están restringidas a nuestro propio arbitrio por cuanto la existencia de objetos virtuales no es algo que nos haya sido dado.
Podríamos intentar asociar la concepción espacial de Kant como categoría a priori del entendimiento y reconocer que la metáfora espacial de las interfaces puede sostenerse desde la aproximación de Bergson como un homogéneo carente de atributos (todo esto es muy imperfecto, incluso temerario, pero sirve de ejercicio) luego podríamos colegir que la metáfora espacial se transforma en la condición condición de posibilidad de nuestra experiencia de los eventos tecnológicos relativos a las interacciones con el ordenador y/o mediadas por el ordenador.
Dicho esto volvemos sobre los atributos que configuran los objetos de nuestra experiencia dentro de la espacialidad ora cubierta, ora descubierta por la interfaz. Todo atributo impone condiciones y posibilidades, algo así como lo que el sociólogo Anthonny Giddens denomina dualidad de la estructura o teoría de las propiedades estructurantes[4]. Esta dualidad, que es la dualidad del lenguaje (restringe y posibilita), se produce y reproduce en el espacio de la experiencia virtual (paso a usar virtual por cuestiones de economía y claridad). Donde la metáfora espacial extiende las capacidades de los agentes -potenciando los límites de una tecnología determinada. La explotación de la tecnología o de los hombres corre pareja con la orientación y la eficacia con la que se desenvuelve la interfaz. Lo importante aquí es que son las interfaces las que posibilitan la manipulación de atributos. Luego todo espacio, por definición vacio de atributos, donde nosotros, a priori, nos convertimos en naturaleza productora de atributos, lo hacemos pura y exclusivamente a través del diseño intermedio (interfaces) y por tanto diferentes tipos de interfaz manipulan con mayor o menor eficiencia diferentes tipos de atributos, y no solo eso, lo que es más importante, diferentes tipos de interfaz crean diferentes tipos de atributo, diferentes tipos de atributo diferentes tipos de experiencia, diferentes tipos de experiencia diferentes tipos de usuarios, so on and so on.
[1] Evens, M. W.; Stefan, B.; Ru-Charn, C.; Freedman; Glass, M; Hee Lee, Y.; Leem Seop, Shim; Woo Woo, C.; Yuemei, Z.; Yujian, Z,; Joel, A. M.; Rovick, A. A. (2001). CIRCSIM-Tutor: An Intelligent Tutoring System Using Natural Language Dialogue. MAICS 2001, Oxford, OH, p. 16-23.
[3] Kant, Immanuel. (2003).Crítica de la razón pura. Buenos Aires: Losada.
[4] Giddens, Anthonny. (1995). La constitución de la sociedad. Buenos Aires: Amorrortu